jueves, 16 de enero de 2014

Betis

Era un 19 de Junio del 2010, tarde soleada, calurosa, y me encaminaba no con muchas ganas hacia mi asiento de abonado en el campo.

Quizá llegaba justo de tiempo porque tenía el corazón roto desde hacía una semana, en que el ganar al Salamanca no fue suficiente para conseguir el ascenso a la Primera División. 

Cabizbajo, me iba acercando al estadio, había poca gente en los aledaños del estadio, iba resignado a ver, a acompañar a mi equipo, ese equipo capaz de lo mejor y de lo peor como aquella temporada, ese equipo que mi abuelo escuchaba en la radio con un vaso de vino, el Betis que me hacía pasar una buena o mala semana dependiendo del resultado que obtuviera.

Nada más entrar al estadio, empecé a escuchar el rugir del estadio, extrañado, mi corazón empezó a palpitar sin saber por qué. ¿Habría pasado algo? Esperaba un partido insulso en el que mi equipo y el Levante ya no se jugaban nada, típico último partido de liga en que los jugadores piensan en sus contratos próximos, y que el público apenas acude porque está ya en la playa.

Pero no, cuanto más escuchaba rugir el campo mi corazón se desbocaba y más corría escaleras arriba, tenía ansias por saber qué ocurría, me sentía fuera de juego puesto que no había nadie en los aledaños ni en las escaleras de acceso.

De repente, llegue al primer anfiteatro de gol norte y vi el campo lleno, lleno a rebosar, más de sesenta mil espectadores cantando y botando con una sonrisa en la cara, la megafonía pinchaba un tema de Stereo Love, y absolutamente todo el mundo saltaba bufanda en mano, animando aunque algunos como yo no ocultaba sus lágrimas de emoción.

Pregunté al que estaba a mi lado, qué pasaba, y me contestó sonriendo con un simple:

'nada, que hemos venido todos'.

Y da y dará igual que ganemos o perdamos, o quién figure o quiera figurar presidiéndolo o quién juegue o deje de jugar, que lo que hablo está en la alegría de mis amigos sevillistas al verme feliz por mi equipo, en el día a día de una afición repartida por el mundo que se siente unida por este sentimiento, en la gracia en que en un aeropuerto de Roma una monja de 80 años le contó a mi buen amigo Antonio que ella no tenía ideas políticas ni quería el mal a nadie pero que era del Betis, en esa mirada de aprobación que te lanzan paseando con tu camiseta por Londres cuando vistes tu camiseta, en la alegría que tienes cuando después de mirar por los prismáticos de la torre Eiffel te apartas y ves tu escudo dibujado en él, en tu abuela cuando tiene que ver el partido de espaldas a la televisión para no sufrir cuando ataca el otro equipo, en sentir que es tuyo ya seas de Sevilla, de Madrid o de Logroño, y por supuesto, en la sonrisa de mi sobrina Adriana, que apenas habla al gritar entusiasmada: Beti!



viernes, 21 de enero de 2011

Ceguera


Sin tocar tus manos, ni oler tu piel,

Sin que el calor de tu susurro roce mi oreja,

Sin que tus ojos me demuestren que tu voz es verdadera,

Sin besar tus labios, ni sentir tu ser,


Siento que el sol puede ser más brillante, que el futuro es menos terrible de lo que parece, que el levantarse por la mañana tiene sentido, que detrás de cada palabra que escribes está mi sonrisa al leerla y viceversa, y que no existe peligro al decir lo que pienso porque, no sé por qué, comprenderás de qué te hablo.

Y temo la decepción en tus ojos, y en los míos, temo que todo vuelva a la oscuridad, temo que esta extraña y preciosa circunstancia empeore en el momento en que nos veamos.

Quiero más, quiero averiguar a qué sabes, a qué hueles, cómo sientes, cómo cambias de color y cómo alterar tu pulso y tu respiración. Quiero ver el brillo en tus ojos cuando soy el responsable de tu sonrisa.


Y todo ello sin verte.

martes, 11 de enero de 2011

Lazy Afternoon

Y cada palabra que pienso sale de tus labios,
y cada idea que tengo se encuentra en tu mirada
y cada preocupación que me ahoga
la rescatas con tus pestañas
y cada alegría que comparto
la disfruto con tu carcajada.

Y con mis labios consigo que tu alma se evada,
de tus penas, de tus telarañas...
y con mi mirada admiro tus ganas
de vivir, de salir, de subir...

y te quiero a mi lado
y te quiero en mi cama...

y te quiero que me cuentes
y te quiero callada

y te quiero sinceramente
y te quiero en mi cama...

pero claro,
todo esto es ficción...

o no?

jueves, 9 de diciembre de 2010

FELIX

Hará más o menos veinte años que me faltas. No veo ni tus manos, ni tu mirada, no veo ese vasito de tinto siempre a medio llenar, ni tus crucigramas cuando el Betis juega. No veo tu batín medio abierto sobre los hombros que ahora son míos.

Entiendo cuando me enseñaste, siendo muy pequeño que no hubo ni rojos ni fascistas en la guerra sino desgracia de hermanos matándose entre sí, y veo esa misma desgracia cada vez que enciendo la televisión y escucho a los miserables políticos enfrentando a sus descendientes por poder y dinero.

Siento tu risa cuando me hacen cosquillas, siento tus ganas de picar al que está más cerca, siento tu guasa y tus malas reacciones en mis carnes y en los de mi alrededor.

Sí que veo tus pecas en el espejo, y tus golpes en la puerta al llamar, tu genio (según dicen) tu respeto a la opinión contraria, tus brazos cada vez que nado y tu pecho cuando me descamiso. Siento tu mano cogiéndome del cuello cada vez que pedaleo y tus consejos sobre lo delicada que es una mujer.

Veo tu carácter cuando miro a mi espalda y estoy solo, también veo tus despertadores sonando en mi pecho y veo tus medallas desgarrándome mi jersey como lo hacen las lágrimas cada 10 de Diciembre desde hace un porrón de años.

Y no dejaré de derramarlas porque así estoy contigo, no te puedes imaginar cómo te añoro abuelo.

martes, 19 de octubre de 2010

PRÓLOGO

Devuélveme, pues, también, aquellos tiempos en que yo
mismo estaba en flor, en que un copioso manantial de cantos
nacía de nuevo sin cesar, en que las nieblas me velaban el
mundo, en que el capullo me prometía aún maravillas, y
cogía yo a miles las flores que con profusión llenaban todos
los valles. Nada tenía entonces, y sin embargo, tenía lo
suficiente: afán de verdad y placer en la ilusión. Tórname
aquellos indómitos impulsos, aquella íntima felicidad llena de
dolor, la fuerza del odio, la potencia del amor; ¡devuélveme
la juventud!

Pues bien, éste es un fragmento tomado del prólogo del Fausto de Goethe. En él, el Autor expresa la sensación del paso inexorable del tiempo, 'Tempus Fugit', acuñado por Virgilio y que, más tarde, los románticos adoptaron para representar la lucha de un hombre ante la realidad miserable y materialista coetánea, porque, todo tiempo anterior fue mejor... o no?

Lo cierto es que el hombre tiende a recordar siempre los buenos momentos, idealizarlos e intentar dejar aparte las frustraciones pasadas que harían de nuestro presente más... patético.

Pero, ¿es esto un modo de autodefensa? ¿o un pequeño error en el largo camino de nuestra evolución?

Quizá esta jugarreta de la memoria ayude a nuestra felicidad, pero lo que sí es cierto es que nos permite disfrutar una y otra vez de los errores que ya anteriormente hayamos cometido, aún habiendo tenido malas experiencias... ¿o es que estas experiencias no han sido lo suficientemente malas?

A pesar de ellas, desearía volver, volver a aquel momento en que cada segundo de tu ausencia destrozaba algo en mi interior, porque absolutamente todo mereció la pena, aunque que cada vez recuerdo menos ciertas cosas.

jueves, 19 de agosto de 2010

Pesadilla

Hoy siento que aún sigo enamorado, siento cómo aún tu sexo está caliente, hoy he sentido que pertenecías a otro hombre, no es el sentimiento de odio hacía ese afortunado es la pena la que me corroe por dentro al ser ese mi amigo.

Ay amigo afortunado! que me haces sentir tan desgraciado.

Jamás entenderé por qué lo hiciste, jamás te perdonaré del todo, jamás te retiraré mi cariño. Ya eres mi hermano puesto que has disfrutado de mi mismo placer.

A quien no perdonaré es a ti zorra desgraciada que tratas de conserguirme, de captar mi atención sintiéndote deseada por otro al que quiero y haciéndome sentir así.

¿tan poco te valoras? ¿no hay más tíos a los que follar?

Eres rastrera, mujer arrástrate guarra ensucia tu pecho y todo lo que Dios te ha permitido ser.

viernes, 12 de marzo de 2010

No te quiero

No te quiero ver más, tú, que haces mis días interminables, mis pensamientos tristes y mis miserias aún más miserables, ¿Cuántas veces me has privado de grandes momentos destrozando planes, esperanzas e ilusiones?

Húmeda puta no cales más aún mis huesos, busca otro al que arruinar, desdicha a los que han olvidado tu daño.

Por tu culpa me recluyo en mi casa, por tu culpa mi ánimo se esconde, por tu culpa tengo que poner a secar mi alma.

Adiós lluvia